Hay amores…

“Llévame dónde estés, llévame”.

Esta es una parte de la banda sonora de la película de El amor en los tiempos del cólera del 2007, basada en la novela del recientemente desaparecido Gabriel García Márquez. Aunque Cien años de soledad me hubiese disgustado, con esta novela he apreciado al creador del realismo mágico, y uno de los mejores descriptores de los sentimientos humanos en palabras. Tarea difícil ésta.

La novela de El amor en los tiempos del cólera (1985) juega con los años del cólera morbo en el país colombiano para hacer una similitud con el amor, viniendo a ser éste el sentido y el fin de todo cuánto Florentino Ariza hace por Fermina Daza, en un tiempo difícil, en que parece que todos los astros se unen para romper las cadenas de los sentimientos. Hace falta esperar toda una vida para lograr lo que creíste en la adolescencia. También es necesaria toda una vida para ver que nuestro cuerpo se resiente, y que el tiempo no el del todo recuperable. Esta novela es un cante al amor eterno, aunque este cambie en sus maneras, pero vuelve a ser el amor loco de la adolescencia. Y es que el amor es quizás el sentimiento al que más se ha acudido en la construcción de novelas, películas, canciones y cuadros, porque es intrínseco en toda nuestra vida, directa o indirectamente.

La construcción interna se basa en un narrador omnisciente que expresa el amor en todas sus vertientes. Se introduce en la mente de todos los personajes y expresa amor, amor y más amor. Hasta en las amantes de Florentino Ariza se vislumbra siempre ese sentimiento, aunque sólo se busque una excusa para olvidar el verdadero fin. El amor y el placer no se llegan a separar de todo. Los diálogos son escasos, y por eso las palabras de los personajes adquieren más personalidad, más importancia, más amor (y no puedo dejar de repetir «amor»).

Esta novela de Gabo es toda ella de versos de amor, al igual que los textos que se venden en la calle y que a Florentino le gustan tanto, al igual que la música del violín, al igual que las cartas de amor que podrían ser extensos libros. Es una historia de personajes, aunque todo gire en torno a los amantes. Detrás de todo ello subyace una importante reflexión de vida, la fugacidad del tiempo, la sensación de llegar a la vejez sin haber hecho nada reseñable en la vida, los amores imposibles que a pesar de la insistencia se vuelven posibles. Es la historia de amor mejor contada de las que he leído, y el punto de vista masculino la hace gozar de un placer mayor, al añadirle ese romanticismo que muchas veces se ha creído sólo femenino.

«Pero si algo habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada».

Creo que el escritor colombiano siempre tuvo muy clara esa idea de que la vejez y el amor se unen al final de la vida, y ahí es cuando se vuelven más fuertes. Es la experiencia la que otorga valía, las arrugas y marcas de la cara. En ella se ve la transparencia de la persona, y vuelve el amor, aunque se espere medio siglo.

“Transcurrían en silencio como dos viejos esposos escaldados por la vida, más allá de las trampas de la pasión, más allá de las burlas brutales de las ilusiones y los espejismos de los desengaños: más allá dela mor. Pues habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la muerte”.

Sobra decir que odio escribir sobre aquellos libros que me gustan demasiado, ya que la imposibilidad de capturar el estilo del autor desmerece las obras. Si alguien ha sido tan incauta como yo y no ha leído esta novela antes, por favor que lo haga. Ahora es cuando digo que Gabo quedará en nuestros corazones, y sus historias de por vida.

Y como dice la banda sonora de la película: “Cuando alguien se va, el que se queda sufre más”. Pues eso.

Ficha técnica

Título: El amor en los tiempos del cólera